miércoles, 12 de diciembre de 2007

Valencia es la tierra de las flores, de la luz y del...¿glamour?

Adjunto aquí un texto que me ha llegado por mail que habla de Valencia, concretamente de lo que podría hacer una pareja con ganas de gastar mucho dinero en la capital del Turia. El texto es un poco extenso pero no tiene desperdicio:

"Si una pareja con una cuenta corriente muy saneada aterriza el próximo fin de semana en Valencia, se va a encontrar una oferta de lujo. Se pueden llamar Pierre y Marie, y vivir en la isla de San Louis, en uno de esos apartamentos gigantescos con vistas al Sena y Notre Dame que cuestan dos millones de euros.

Llegan la mañana del próximo sábado. Han contratado un servicio de limusinas que ofrece joyas como el Lincoln de siete plazas a 500 euros por cinco horas. El vehículo se alquila con chófer uniformado y un servicio de bar. Pierre y Marie se dan una vuelta por la ciudad. Lo que otros hacen en el bus turístico, ellos lo disfrutan en una limusina valorada en 36.000 euros.

La pareja llega a su hotel, el Westin, en el que reservaron la Suite Real, decorada por Francis Montesinos, y que cuesta cerca de 3.000 euros la noche. En realidad, son dos habitaciones, que ocupan 178 metros cuadrados en total y que ofrecen un salón, más una biblioteca, una pequeña bodega y dos jacuzzis, uno dentro y otro en la terraza.

El hambre aparece y el chófer los lleva a Ca Sento, donde la imaginación se pone al servicio de los paladares más exquisitos. Si hay apetito y uno se deja llevar por las recomendaciones de la casa, la cuenta no bajará de los 180 euros por persona.

Como son amantes del bel canto, la pareja dispone de dos entradas para acudir al Palau de les Arts, donde el sábado a las 20.30 horas se estrena 'Don Carlo', de Verdi. Pierre y Marie han pagado 175 euros por cada uno de los privilegiados asientos que ocupan en el nuevo templo de la ópera.

Abandonan el Palau complacidos por el espectáculo y a tiempo para ocupar una mesa en el restaurante del Oceanográfico, lo que les permite cenar rodeados de una completa colección de especies marinas. Espectacular. La cena no baja de los 70 euros el cubierto, si bien es cierto que si se busca bien en una carta de vinos la factura puede ser inimaginable, ya que los mejores restaurantes valencianos disponen de bodegas excelentes.

La pareja vuelve a su hotel sin trasnochar. Al día siguiente, domingo, se dirigen al puerto de Valencia. Pierre y Marie no pudieron visitar Valencia durante a la Copa América y ahora pretenden desquitarse. Han alquilado el catamarán Maryland 37 para pasar la mañana navegando por la fachada litoral valenciana.

El paseo entre las olas les cuesta cerca de 500 euros. Han negociado con la firma que contrata la embarcación, utilizada como barco comité en las regatas de la America's Cup. Maryland 37 es un catamarán a motor de crucero moderno, con camarotes, un salón, tres baños y 11 metros de eslora. El barco se puede contratar con patrón y una semana durante la temporada alta cuesta 6.000 euros.

Como el mar abre mucho el apetito y todavía es mediodía, Pierre y Marie deciden pasear por el distrito Marítimo y entran en Casa Guillermo, famoso local por sus anchoas, acompañadas con pan y buen vino, y en el que salir con 100 euros menos en el bolsillo y el paladar feliz está casi garantizado.

La pareja, llegada la hora de comer, apuesta por las alturas. Suben concretamente hasta el último piso del Confortel, en el complejo del centro comercial Aqua. Las vistas del restaurante Vertical son espectaculares y el precio por cubierto ronda los 90 euros en total. El menú degustación (aperitivos; lomo de atún, sorbete de jengibre, remolacha y vinagreta; suquet de pescado de playa con vinagreta de avellanas; paletilla de cordero, y cabello de ángel de chirivia; y choco-especias) cuesta 55 euros.

Durante la tarde se deciden a hacer unas compras. Llegan a la conocida Milla de Oro, en las inmediaciones de la calle Poeta Querol, con la tienda de Bulgari recientemente abierta, y donde se puede adquirir, por ejemplo, un bolso Kelly para ella por aproximadamente 18.000 euros, y un reloj de acero para él, de esfera azul, por 15.000 euros. La zona también cuenta con firmas exclusivas como Hermes y la posibilidad de comprar bolsos de Loewe por encima de los 1.000 euros o un traje de noche de Alex Vidal por 950. Antes de coger su vuelo, Pierre y Marie deciden llevarse un recuerdo con sabor nacional. Visitan las Añadas de España, donde en el catálogo se ofrece un Rioja, Castillo Ygay Gran Reserva 1991, por casi 2.200 euros, o un jamón ibérico Joselito por 489.

Si vuelven el año que viene, a lo mejor se vuelven a París en coche, quizá en un Aston Martin Vantage Roadster, que se vende actualmente por 147.000 euros."

No sé si podemos calificar la imagen que empiezan a tener en el extranjero de Valencia, o de los valencianos, como una campaña de relaciones públicas que empezó con la celebración de la famosa America's Cup, que pasó de ser un evento totalmente desconocido...a lo mejor del mundo por delante de las olimpiadas, y que ahora se esá viendo acentuada con el futuro gran premio de Fórmula 1.

Creo que el ayuntamiento se equivoca al intentar promover esta visión tan "glamurosa" de la ciudad porque seamos francos...Valencia no es ni Montecarlo, ni Dubai ni Baden-Baden. Vale que la Ciudad de las Ciencias puede parecer muy espectacular a los ojos de un turista equipado con una cámara digital, pero yo que la veo todos los días simplemente veo unos edificios enormes, punteros eso sí, rodeados de unas obras interminables así como de un barrizal enorme que se extenderá supongo hasta que llegue el verano.

Vale también que acoger la America's Cup fue algo novedoso que en teoría iba a generar una cantidad ingente de ingresos (muy discutible esta teoría...) pero...¿cuánta gente sabía distinguir entre la proa y la popa de un barco por aquel entonces? Nadie, ahora quien más quien menos ya tiene hasta su gorrita del Alinghi.

Vale también que un gran premio de Fórmula 1 moverá una gran cantidad de turistas, y para que estos vengan la gente que vive por la zona del circuito se pasará una temporada entretenida de obras, y es que en el fondo nos preocupamos más de causarles buena impresión a los turistas (ojo! a los que tienen dinero, al resto da un poco igual), ya lo dice el refrán: "de fuera vendrán y de casa te echarán".

En definitiva, creo que la ciudad ha creado una imagen de cara al turismo como la ciudad más fashion del momento, una imagen que yo no me creo pero que por desgracia hay una gran parte de la población que sí se cree y en estos últimos años está viviendo una especie de "sueño americano" pero a la mediterránea.

Lo más característico de Valencia a ojos del extranjero siempre ha sido la paella y las Fallas, ahora es la Fórmula 1 y la Copa América...hemos cambiado nuestra imagen en un breve periodo de un par de años, así que intento suponer (aunque no muy convencido) que esta "campaña de relaciones públicas", a nivel de objetivos, habría que calificarla de sobresaliente.

PD: No tiene desperdicio tampoco la web http://www.jorgejuanalcalde.com/, por suerte o por desgracia, es bastante realista.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Una puntualización: la campaña que comentas es de la galería comercial Jorge Juan. En cuanto a tu comentario, coincido contigo. Desde un punto de vista puramente de comunicación, lo curioso es que la gran campaña de relaciones públicas (grandes eventos, construcciones grandiosas...) para presentar a Valencia como urbe de prestigio mundial se dirige principalmente al habitante de la ciudad, que se muestra orgulloso de estos logros al tiempo que sufre en sus carnes la falta de inversiones en servicios públicos (transporte, sanidad, educación, equipamientos de barrio...). Eso sí, "som els millors".